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y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

«Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor
ni desmayes cuando eres reprendido por él,
porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.»

Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

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